domingo, marzo 20, 2005

hora de decirlo




ODIO A LOS RATONES PARANOICOS



spiquininglish

Hay tipos/as que cantan tanto en castellano como en inglés. Y no sé por qué milagro o artilugio de la prosodia, me los banco más en inglés que en castellano. Por supuesto, no tengo a mano ejemplo alguno -solamente se me ocurrieron Shakira y Ricky Martin, patético, isn't it?-, pero recuerdo haber pensado en esto hace algunos días oyendo a algún cuasi insoportable en castizo haciendo retozar las lyrics en inglés.

El estimado Nat King Cole hacía lo propio, pero cantando en castellano (o en algo similar al castellano) cuando su lengua materna era el inglés. Es el único sujeto que conozco que, habiendo dos erres para pronunciar, él elegía comerse una y decir la otra. (..."si es por mar en un buque de guera y si es por tiera en un tren militar...")

Si alguien tiene noticias de cantantes bilingües, cántemelos donde ya sabe.

martes, marzo 15, 2005

bang, crash, plop

Primer día de clases. 16 pares de ojos observando al docente.

Profesor de música: - ... y podemos elegir un tema entre todos, y hacerlo para la fiesta de fin de año. El año pasado hicimos una cumbia. ¿A alguno de ustedes le gusta la cumbia?

Hija'e mariposa: - ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡NOOOOOOOOOOOO!!!!!!!!!!!

Profesor de música: - Bueno, parece que a la compañera, la cumbia no le gusta...

Tengo la impresión de que tanto ella como yo vamos a extrañar mucho al profesor de música de la otra escuela. Y ella va a extrañar demasiado a sus anteriores compañeros.

Necesito desesperadamente algún disco de Catupecu. Acabo de darme cuenta de que eso-y-no-otra-cosa es lo que necesito algunos-días.

domingo, marzo 06, 2005

Perdón, Oliverio. Vos lo hacías mejor.

Tom Waits canta como si le molestara su propia boca; abriéndose paso entre sí mismo, el tipo canta o dice, a pesar de ella y con pesar, por ella.
Tom Waits un domingo, es sólo para valientes.

viernes, marzo 04, 2005

Émir Kusturitzá andenou Smokin Orkéstra

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Los vicios tienen un origen. En este caso -siempre a la responsabilidad sobre los vicios hay que patearla para afuera, si no el vicio no es completamente un vicio- la cupa la tuvo Fausto, que cayó un día al local con la banda de sonido de una película.
"Underground" decía en la tapa. Kusturica dirigía el film, un tal Bregovic a cargo de la banda de sonido. Y estaba bueno, el disco.

Años después, me compré el disco, en Bariloche, como recuerdo de unas vacaciones que contar acá mucho al caso no viene. La cuestión fue que ese mismo año, en el 2001, vi por la calle unos terribles cartelazos que aunciaban que el tal Kusturica y la No Smoking Orchestra tocaban en La Trastienda. No entendí qué hacía un tipo que dirigía películas encabezando una banda guitarra en mano, así que entré al laburo, y me puse a investigar. No me importaba mucho quienes eran, sino qué hacían. Unos 20 emepetreses más tarde llegué a varias conclusiones, entre ellas las siguientes: "qué polenta tienen estos tipos", "quiero TODOS los discos", "si me pierdo este recital soy una imbécil" y "me queda poco tiempo para juntar la guita de la entrada".

Allá estuve, fila 5, haciendo pogo con desconocidos -muchos de los cuales habían ido a ver al Director de Cine y no entendían tres pomos qué hacían ahí- mientras Sparavalo le daba al violín como si éste fuera un arma y con él quisiera asesinar a todos los presentes, Nelle se subía a una escalera para cantar "Upside Down" y regar a todo el público con agua desde arriba, y el sr. Emir... hacía de cuenta que tocaba la guitarra (seamos sinceros: como músico, es un excelente director de cine).

La alegría que experimenté en ese recital me duró más o menos cuatro meses, completa verdad lo que digo. Pensé que ya había visto el mejor recital de mi vida, que era raro que fueran a venir de vuelta, y peor todavía después del desastre del dólar: no unza unza time in Buenos Aires any more. Los discos los escuché durante cuatro años, hasta hartar a vecinos, parientes y contagiar a la Mantantirulita, pronunciando bestialmente el bosnio de las letras y gritando pedazos sueltos de los temas en inglés.

Ayer volvieron. Masificados, con seguidores y con el mismo nombre, un nombre que desmerece por completo a la banda; para mí son La No Smoking Orchestra y Emir Kusturica.
Faltaron algunos temas ("Daddy, don't ever die on friday", justo ese no tocaron, el corazón del unza unza), pero presentaron disco nuevo -adivinaron, banda de sonido de la última película del sr. Emir- y el Luna Park estaba hasta la manija de gente que coreó -como pudo- "Bubamara", "Upside Down", "Was Romeo Really a Jerk?" y "Pitbull Terrier". ¿Los temas nuevos? Fueron escuchados con muchísima atención por parte de los hipnotizados concurrentes.

La srta. a mi izquierda estaba totalmente capturada por lo que estaba presenciando. La noté tan concentrada que me dio nosequé en cierto momento hacerla parar para saltar un poco. (De más está decir que yo no pude quedarme quieta del todo en la butaca durante las dos horas del recital). La señorita a mi derecha no sabía qué hacer primero: si aplaudir, abrir los ojos, sonreír o saltar. En fin, fue el recital del año. Todo lo que venga después, será moco. A menos, claro está, que venga Pink Floyd, cosa de la cual dudo bastante.

Te cuento la última: me dí cuenta de que soy de mirar a los de alrededor para ver qué cara ponen respecto de lo que están participando. Sí, como el famoso chiste. Había una tipa de seguridad que se la pasó con cara de tujes durante todo el recital, como si no le llegara nada de lo que estaba viendo. Llegué a la conclusión de que debe ser muy buena en su trabajo.

Si alguien sabe dónde puedo conseguir unas zapatillas como las de Emir, chifle. Sí, esas con lucecitas chiquititas abajo. No, no soy mersa. Ah, y pelis de Kusturica, jamás ví ninguna.

miércoles, marzo 02, 2005

Hechos verídicos

El nombre de él no lo recuerdo, pero alguna tía memoriosa seguro que lo tiene por ahí archivado. Ella se llamaba Laura. Él era violinista, ella cantante lírica. Soprano, ella. Él daba clases de violín.
Cuando se conocieron (primera o segunda década del siglo XX), hacía poco tiempo que Laura se había ganado una beca para cantar en la Scala de Milán. No hace falta la aclaración, pero imaginate algo así como que venga uno un día y te diga que tu banda va a tocar en el Monumental, porque realmente son buenos en lo que hacen.
Así las cosas.
Resulta que la familia de Laura miraba con malos ojos al violinista. "Que éste te quiere nomás por la beca", decían. "Quiere irse a Italia, para ver si entra como violinista en la orquesta de la Scala". (Moria hubiera dicho al respecto alguna frase memorable acerca de colgarse de algo, pero no viene al caso. Vos me entendés lo mismo.)
El papel que daba constancia de la beca, reposaba sobre el aparador, en el comedor. Cierto día en el que el violinista fue a visitar a Laura, estalló el conflicto: "Usted con Laura no se casa, señorito interesado". -Ah, bien, parece que esta familia cree que yo me quiero casar con Laurita simplemente por esto -dijo el violinista, mientras tomaba delicadamente el dichoso documento-. Lo único que tengo para decirles, es que con, o sin beca, yo con Laurita me caso.
Mientras desmenuzaba esta última frase, también iba desmenuzando con toda parsimonia... la beca. La rompió en unos cuantos pedacitos, y finalmente, se casó con Laurita, que no fue nunca a cantar a la Scala de Milán.

Del matrimonio del violinista y la soprano nacieron tres nenas preciosas. Solamente la del medio se casó, solamente la mayor se dedicó a la música. La menor es la que guarda la memoria del violinista y la soprano, y todavía vive en la casa que habitó de chica con sus hermanas.
La del medio, la que se casó, tuvo seis chicos.
La segunda de esos seis, es mi mamá.